Por Coral Maldonado.-
Leí que no debe arrastrase quien nació para volar.
Cada uno debe descubrir cuál es ese par de alas que tiene y que le permitirá traspasar los límites de hoy. No para batir récords de altura, sino para desarrollarnos nosotros mismos y colaborar en el desarrollo del mundo.
Lo más importante es tener alas para sobrevolar la mediocridad y superar lo que nos hace seres adaptados, seres esclavizados por el sistema.
Al principio dela novela Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, se nos presenta al personaje con estas palabras: "La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: cómo ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar". Juan Salvador Gaviota logra aprender a volar de una forma que supera al resto. Más adelante, nos dice este personaje: "…esta manera de volar siempre ha estado al alcance de quien quisiera aprender a descubrirla…". Y hacia el final: "Mira con tu entendimiento… y hallarás la manera de volar".
Quien quiera aportar para el mundo deberá comenzar por desarraigarse de todo lo que lo ata a la cotidianidad y a lo "propio". Deberá superar las fronteras y las raíces y tener un solo amor: la humanidad.
No es esencial tener un alto cociente de inteligencia. Tampoco se necesita tener cierta edad; ni poseer un temperamento en particular. Ni siquiera se necesita tener el respaldo de la mayoría. Los libros de historia están llenos de relatos increíbles de hombres y mujeres que lograron hazañas asombrosas frente a probabilidades increíbles.
Los libros de récords también incluyen lo opuesto, por supuesto: posibilidades poderosas que no lograron su pleno potencial debido a que se perdió el "entusiasmo."
Pero he observado a través de los años que algunas de las mayores demostraciones de valentía ocurren en lugares privados. En casa al lidiar con el desplante desafiante de un hijo, o la rebelión de un adolescente, o enfrentar el propio egoísmo. A veces simplemente perseverar en algo a largo plazo, mantener la visión año tras año, es prueba imponente de un corazón valiente.
Usted tal vez sea líder, o no. Tal vez sea guiado, o no. Tal vez tenga que administrar el personal de alguna oficina, o no. Tal vez esté interviniendo en modelar las vidas de varios hijos en casa, o terminar su profesión. Pero lo más probable es que usted influye en otros en alguna medida. No se limite a ver que las cosas pasan. Plántese allí con ambos pies. Arriésguese, para cambiar. Levante algunas olas y alas. Abra un nuevo camino. Dejé de esperar al otro y termine sus proyectos. ¡Haga que el trabajo se haga! para vivir hay que tener alas de entusiasmo!
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