Periódico El Higuamo

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Generación de las prisas . ¿A dónde se fue la espera ?

la epsera ruka de coloresColumna

AURAS DEL ESTE

La espera, sin caer en exageraciones es un arte, un valor. La espera va más allá del tiempo, llega a los desprendidos sentimientos. No por nada se respalda en la paciencia que significa " el que sufre”. Y no todos están dispuestos a esperar, a sufrir.

Existen personas desesperadas que llegan a una fila en un banco comercial o centro de servicios y quieren ser atendidos primero, ya que les parece eterno cinco minutos, a veces se van o mueven influencias. Esto ha desencadenado en tragedias como las recientes, plasmadas en titulares de la prensa.

 

 


La frase popular que versa: “lo quiero bueno, bonito y barato”, hay que agregarle el termino rápido. Hoy se busca la salida menos agotadora o el camino más corto. La gente anda corriendo por obtener cosas sin que nadie lo persiga. En las redes sociales artistas e influyentes se exhiben con excentricidad dando a conocer sus logros materiales. Si bien es cierto que de muchos se conoce su larga carrera llena de sacrificios, no menos cierto es que de otros es cuestionable su ascenso.


A veces la fama lleva a la codicia, envolviéndose en el narcotráfico o la inmoralidad para obtener dinero fácil y rápido. Todo para montarse sobre el tren del logro artificial, demostrando una vez más que la espera es una virtud escasa y enviando un mal mensaje a los jóvenes.


Sin saberlo caemos en la competencia o en la cultura de lo inmediato. Es prudente enseñarles a los hijos que son los encargados de brindar soluciones a las dificultades que afectan nuestro planeta, sobre la base de que en la vida hay más profesiones y oficios que lo que está a simple vista y lo importante va más allá que él se ridiculiza para obtener satisfacciones efímeras. Inculquemos la diferencia entre cantidad y calidad, lo falible y lo volátil.


“Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue”, dijo Heráclito de Efeso. El valor de la espera también se puede situar desde un ascenso en el empleo o en el amor, historias donde uno del dúo esperaba cambios en factores como: la guerra, la familia, la distancia, la economía, el estatus social, el poder o la edad para concretar sus sentimientos.


Hoy trascienden las consecuencias peligrosas de exigir con desespero las muestras mórbidas de amor, envueltas en términos como: "Si tú no lo haces, no me quieres”, “Si no estás para mí, yo tampoco para ti ". "Más para delante vive gente”, entre otras. Provocando en ocasiones embarazos en adolescentes, abortos clandestinos, asesinatos, enfermedades y dolor.

 
La espera supone prueba y error. Hay que cultivar la espera, sin importar que se termine feliz o triste, debemos desencadenar los límites y aprender a reinventarnos.


Ser paciente implica disfrutar el proceso. La vida misma recompensa ese valor impredecible. Vale la pena intentarlo que vivir con las interrogantes de qué hubiese sucedido al esperar un poquito más. Y tú, ¿estás dispuesto a esperar?

 

 

Foto : todos los derecos ressevados