Periódico El Higuamo

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El tercer llamado que Dios me hizo

Por víctor Ml. Pérez Quiñones
Aquí vamos con mi tercer sueño o revelación de Dios: Soñé que iba yo con mi actual compañera (esposa), Santa Díaz de Quiñones y otra mujer no conocida, caminando, dirigiéndome hacia la sección Punta de Garza, aquí en San Pedro de Macorís.

En el camino se desató un verdadero temporal de lluvia, lo que provocó que yo y mis acompañantes quedáramos varados en una especie de isla, a la cual le pasaban dos corrientes de agua que se habían formado producto de los aguaceros.

En ese pequeño pedazo de tierra, había una mata de javilla con muchas espinas. De repente yo le dije a las dos mujeres que me acompañaban, que debíamos cruzar el torrente de agua, ya que formaba una especie de laguna.

El pedazo de tierra donde estábamos, delante estaba el camino a Punta de Garza, hacia el río Higuamo; detrás estaba el barrio Villa Orilla.

Fue entonces, cuando se apareció un señor con vestimenta blancas brillantes, y me advirtió que no debía aventurarme a cruzar el torrente de agua, que corría con mucha fuerza; ya había dejado de llover.

Llegó entonces el momento en que tal como nos recomendó el visitante, que esperáramos que bajaran las aguas, las mismas cedieron y entonces yo y mi esposa (la otra mujer ya no estaba en el sueño), procedimos a cruzar.

Al cruzar, nos encontramos que había mucha gente disfrutando de una fiesta de campo, bailando, bebiendo, y aunque nos invitaron a estar con ellos, nosotros no aceptamos, sino que seguimos caminando bajando una especie de loma pequeña hacia el río Higuamo.

Cuando íbamos en el camino, muchas personas subían en sentido contrario, desde las orillas del río Higuamo. Entonces vimos a un señor que venía subiendo con un gran pez sobre su espalda.

Este tomó el pez, lo puso sobre una pequeña mesa y le abrió el vientre (barriga), de allí salió un pequeño niño, que dirigiéndose a mi y a mi esposa, nos comenzó a predicar la palabra de Dios, recomendándonos leer la biblia, arrepentirnos, y, aceptar a Cristo, como nuestro Salvador Personal".

Al mismo tiempo el niño sacado de la barriga del pez, decía que, "El Tiempo se termina, Cristo viene muy pronto".

En otra parte del sueño o revelación de Dios, yo me ví, como que venía de trabajar agricultura en un conuco, porque en el sueño, yo era un campesino agricultor; cuando llegué a mi pequeña casa en el campo, construida de "Tejamaní" y techada con hojas de mata de palma, al llegar encontré sentado en un banquito, al mismo niño sacado de la barriga del pez.

El niño tan pronto me vió, se me enfrentó de nuevo y comenzó a predicarme la palabra de Dios, diciendo: "Recuerda lo que te dije, busca de Dios, no te olvides; él te espera para salvarte".

En la pequeña casucha de campo, estaba también mi esposa Santa Díaz, que al parecer estaba al cuidado del "Niño Predicador"; lo tenía sentado en un banquito de madera, mientras yo regresaba del conuco con los víveres para la cena de esa noche. Gracias Señor Jehová, por este Gran Privilegio, de ser hijo legítimo de Dios". Amén. (De este sueño o revelación, hacen como 10 años).